El otro día estuve con un grupo de personas del ambiente queer y transgénero viendo Sexing The Transman XXX, la versión pornográfica de esta película dirigida por el maravilloso Buck Angel. La intención del evento era organizar una actividad con la que pasar un rato juntos, divertirnos y también hablar de sexualidad trans. Así que allí nos reunimos unas 25 personas a pasar la tarde delante del proyector.
No sé por qué, pero según va pasando el tiempo veo cómo mi forma de entender algunas cosas va cambiando a algo que los demás entenderían como "radicalizando". Hace algo más de un año, cuando escribía sobre ver porno en un grupo de lesbianas, analizaba lo ocurrido y la película, pero curiosamente en ningún lugar llegaba a comentar algo que ahora me parecía el punto más claramente destacable: estábamos viendo porno con los pantalones puestos. Es decir, viendo porno como si viéramos "La casa de la pradera", en silencio sentaditos cada uno en su silla sin hacer nada.
Por supuesto esta vez también hubo gente que se fue, pero eso ya ni me sorprende ni me hace levantar una ceja. Está claro que el porno no es un género que todo el mundo siente como aceptable, al menos cuando están en público.
Y por supuesto, aunque el grupo era completamente distinto y el ambiente y la actitud de la gente todavía más que la de aquella vez, también hubo comentarios tras la proyección que a mí me resultaron conservadores o prejuiciosos. Como por ejemplo poner en cuestión la edad de los participantes por las posibles consecuencias futuras de haber hecho porno. O esa insistencia en decir que las entrevistas eran mucho más interesantes que las escenas de sexo. Pero por lo general los comentarios fueron mucho más abiertos al diálogo y desde una perspectiva mucho menos moralista que en otros ambientes en los que he visto porno en grupo... Que de hecho desde esa primera entrada sobre el tema y esta, ya han sido muchas veces, entre ellas varias organizadas por mí, y también con porno de varios tipos en varios ambientes, desde el festival queer hasta un pequeño grupo de bisexuales y personas trans en una oficina, pasando por un selecto grupo de poliamorosos en una pequeña habitación a un grupo de gente de todas las orientaciones y géneros interesadas en el BDSM.
Y sin embargo, en este grupo de mente abierta me deja de piedra que todavía estábamos todos con las manos bien visibles lejos de nuestros cuerpos, con la ropa bien puesta y todos bien colocaditos guardando las distancias reglamentarias entre nosotros.
O yo soy rara o el porno calienta. Por supuesto no todo el porno ni todo el tiempo. Pero algunas escenas deberían funcionar para algunos, aunque no funcionasen para otros, y algunas otras para otros aunque los primeros ya no tuvieran ganas de seguir. ¿Por qué nadie se masturba? ¿Por qué nadie toca a los demás? ¿Por qué nadie habla de esto después de la película?
En esa sala llena de gente que por lo general me gusta, que son mis amigos y conocidos con los que disfruto de pasar un rato juntos, había por lo menos 7 u 8 personas con las que hubiera hecho algo sexual. Y seguro que ya puesta en situación, varios más que esos. De hecho, con algunas de esas personas lo haría en muchas otras situaciones sin el porno y con otros de los presentes, debido al calentón del momento, me hubiera parecido apropiado hacerlo allí. ¿Soy yo la única que piensa y siente esas cosas? ¿Incluso en un ambiente queer?
Por supuesto, sé que al leer esto la pregunta que surge es por qué yo no hice nada o por qué al menos no lo comenté después de la película. De hecho, tanto me molestaba lo absurdo de la situación, que iba a masturbarme pero tuve que dejarlo. Ya sé que suena raro, pero tenía un motivo de peso para no hacerlo. Solo espero que la próxima vez que organicemos algo así sea en un momento en el que pueda reaccionar como quiero... y aparentemente hacer un poco de escándalo.
No, no eres el único que siente esas cosas. :-)
ResponderEliminarA mí me encantaría hacerme unas pajas con un buen amigo mío viendo porno. Lo he pensado algunas veces. Con él y con otras posibles personas de confianza.
Me da la sensación de que, por ser mujer, me he perdido esa gran experiencia de masturbarse junto a los amigos durante la adolescencia. ¡Y eso no puede ser! ¿Habrá algo mejor que una paja? Si, además, te la puedes hacer en buena compañía y habiendo consumido ciertas sustancias, mejor que mejor. ;-)
Ah, genial Buck Angel, como siempre.
MrDisfórica, y por qué no se lo preguntas directamente a tu buen amigo?
ResponderEliminarEs cierto que muchos amigos míos también han tenido esa experiencia de las pajas en común viendo porno. Pero aparentemente para que eso sea aceptable en nuestra cultura hay que ser un hombre cisgénero (y casi heterosexual). Y eso yo también creo que hay que cambiarlo!!!
Supongo que por la misma razón por la que a ti, en alguna ocasión, te hubiera gustado preguntar algo a alguien y, sin embargo, no te has atrevido… Ya sabes, miedo al rechazo.
ResponderEliminarDe todas formas, sí le he sugerido ver porno juntos. Ahora bien, no le he propuesto directamente que nos hagamos unas pajas porque me gusta que las cosas surjan de manera natural. Si no surgen, no pasa nada.
Éste es un tema que tengo más que hablado con la gente que me rodea, incluido mi “buen” amigo. Pero una cosa es mostrar mis inquietudes a nivel teórico, en plan disertación (tal y como hago aquí), y otra muy diferente es proponerle seriamente a alguien llevarlo a la práctica. Aunque yo pueda no verle mayor implicación a compartir un “momento paja”, esto no significa que la otra persona (o personas) lo entienda o lo encaje del mismo modo que yo. De hecho, cuando hablo del tema, me suelo encontrar con risas o caras de incredulidad. :-/
Estoy de acuerdo contigo: todos, independientemente del género con el que nos identifiquemos y de nuestra orientación sexual, deberíamos ser libres de masturbarnos cuando, donde y con quien nos apeteciera, como hacen el resto de animales.