Una cosa que nunca deja de sorprenderme es que algunos de los que emigramos a otro país nos transformamos sin pretenderlo en una mezcla en la que se unen elementos del nuevo país y del que nacimos, mientras que otros parece que se vuelven más y más del país del que proceden.
A mí eso último me resulta de lo más raro. Por ejemplo, leyendo en el foro de Spaniards, veo que algunas personas dicen que cuanto más tiempo están fuera más les gusta España y que ahora no pueden vivir sin el jamón serrano y la tortilla de patatas. También muchos comentan que en España no se sentían particularmente españoles ni orgullosos de su país, pero que ahora estando fuera sienten que España es mejor, y que cuanto más tiempo pasan fuera más orgullosos están de ser españoles.
Esa misma cosa se veía con otros extranjeros (no españoles) cuando estudiaba danés aquí. A menudo mis compañeros decían haberse vuelto más conscientes y más felices de ser de su nacionalidad que lo que eran en su país. Otra cosa que comentaban muchos es que conocían a gente que en el país de origen era muy progresista y nada dada a seguir tradiciones locales, pero que al llegar aquí se había transformado y cada vez se iba volviendo más conservadora y más tradicional. Esto se puede ver por ejemplo con muchos refugiados. Han tenido que huir de sus países por no estar de acuerdo con la norma, pero al llegar aquí pierden el interés por los cambios en su país y se concentran en marcar las diferencias que hay entre la cultura que les acoge y la que dejaron atrás, a menudo considerando que la anterior era mejor y usándola de referencia para todo.
De hecho, a lo largo de los años me he encontrado una cantidad considerable de gente nacionalista que no vive en la nación de la que están tan orgullosos. Yo me pregunto entonces si lo estaban antes de salir y entonces, en muchos caso, por qué se fueron. Pero todavía más, por qué se han vuelto así estando fuera.
Supongo que el sentirse en minoría y notar el rechazo hace que alguna gente se vuelva más y más conservadora con sus formas e ideas.
Por ejemplo, si a una persona cuando estaba en España no le gustaba nada tener que trabajar con un horario partido, ahora de repente le entra la nostalgia de algo que en realidad no apreciaba, solo porque allí era la norma, y aquí sin embargo se queja de no tener tiempo suficiente para comer y de no poder comer a las horas normales allí. Entonces si se hubiera quedado en España todo el tiempo, hubiera intentado que las cosas fueran en la dirección que le gusta, que es más la de la sociedad en la que vive ahora. Pero al estar fuera las cosas españolas se vuelven la norma de referencia y se queda anquilosado con algo que no le agrada en el fondo, solo porque es "lo normal" al ser lo español frente a "lo raro" que es lo que hacen en el país donde vive. No sé si me explico...
Otra cosa que pasa es que mientras el emigrante está viviendo fuera, la sociedad en la que vivía avanza. Sin embargo, en su cabeza sigue igual que era hace 20 años cuando dejó el país. Así, comparado con los de su nacionalidad, tiene una mentalidad anticuada, pero no se da cuenta.
Por último, también hay gente que en añoranza o rebelión o no sé que acoge rasgos de su cultura anterior que cuando vivía allí no tenía. Y eso pasa hasta entre la gente que se adapta más a la nueva cultura. Por ejemplo, tengo una amiga, F, que desde que vive en Dinamarca baila y canta flamenco. Sin embargo, siendo de Zamora su contacto con esta tradición antes de llegar aquí fue muy escaso.
Supongo que es natural no querer perder la identidad ni las raíces. Lo que no me parece que es comprensible es no querer añadir a tus raíces y a tu identidad la nueva realidad que estás viviendo y avanzar con ella. ¿El ideal para mí? Ser una mezcla de las dos cosas.
A mí eso último me resulta de lo más raro. Por ejemplo, leyendo en el foro de Spaniards, veo que algunas personas dicen que cuanto más tiempo están fuera más les gusta España y que ahora no pueden vivir sin el jamón serrano y la tortilla de patatas. También muchos comentan que en España no se sentían particularmente españoles ni orgullosos de su país, pero que ahora estando fuera sienten que España es mejor, y que cuanto más tiempo pasan fuera más orgullosos están de ser españoles.
Esa misma cosa se veía con otros extranjeros (no españoles) cuando estudiaba danés aquí. A menudo mis compañeros decían haberse vuelto más conscientes y más felices de ser de su nacionalidad que lo que eran en su país. Otra cosa que comentaban muchos es que conocían a gente que en el país de origen era muy progresista y nada dada a seguir tradiciones locales, pero que al llegar aquí se había transformado y cada vez se iba volviendo más conservadora y más tradicional. Esto se puede ver por ejemplo con muchos refugiados. Han tenido que huir de sus países por no estar de acuerdo con la norma, pero al llegar aquí pierden el interés por los cambios en su país y se concentran en marcar las diferencias que hay entre la cultura que les acoge y la que dejaron atrás, a menudo considerando que la anterior era mejor y usándola de referencia para todo.
De hecho, a lo largo de los años me he encontrado una cantidad considerable de gente nacionalista que no vive en la nación de la que están tan orgullosos. Yo me pregunto entonces si lo estaban antes de salir y entonces, en muchos caso, por qué se fueron. Pero todavía más, por qué se han vuelto así estando fuera.
Supongo que el sentirse en minoría y notar el rechazo hace que alguna gente se vuelva más y más conservadora con sus formas e ideas.
Por ejemplo, si a una persona cuando estaba en España no le gustaba nada tener que trabajar con un horario partido, ahora de repente le entra la nostalgia de algo que en realidad no apreciaba, solo porque allí era la norma, y aquí sin embargo se queja de no tener tiempo suficiente para comer y de no poder comer a las horas normales allí. Entonces si se hubiera quedado en España todo el tiempo, hubiera intentado que las cosas fueran en la dirección que le gusta, que es más la de la sociedad en la que vive ahora. Pero al estar fuera las cosas españolas se vuelven la norma de referencia y se queda anquilosado con algo que no le agrada en el fondo, solo porque es "lo normal" al ser lo español frente a "lo raro" que es lo que hacen en el país donde vive. No sé si me explico...
Otra cosa que pasa es que mientras el emigrante está viviendo fuera, la sociedad en la que vivía avanza. Sin embargo, en su cabeza sigue igual que era hace 20 años cuando dejó el país. Así, comparado con los de su nacionalidad, tiene una mentalidad anticuada, pero no se da cuenta.
Por último, también hay gente que en añoranza o rebelión o no sé que acoge rasgos de su cultura anterior que cuando vivía allí no tenía. Y eso pasa hasta entre la gente que se adapta más a la nueva cultura. Por ejemplo, tengo una amiga, F, que desde que vive en Dinamarca baila y canta flamenco. Sin embargo, siendo de Zamora su contacto con esta tradición antes de llegar aquí fue muy escaso.
Supongo que es natural no querer perder la identidad ni las raíces. Lo que no me parece que es comprensible es no querer añadir a tus raíces y a tu identidad la nueva realidad que estás viviendo y avanzar con ella. ¿El ideal para mí? Ser una mezcla de las dos cosas.
Totalmente deacuerdo contigo. En el barrio donde vivo en Atenas, viven muchos "expatriados" y extranjeros, la mayoría de ellos no son capaces de expresarse, ni mal, en griego. Tienen la suerte de que aquí todo el mundo habla inglés, pero a mi me parece que pierden una oportunidad buenísima de entender "desde dentro" como son los griegos.
ResponderEliminarSaludos,
Ana.
Sí, eso de vivir en un sitio y no querer aprender el idioma es bastante habitual, desgraciadamente. En España mismamente sucede y yo conozco a alguno que se traslada a Cataluña, a Galicia o al País Vasco y se niega a aprender ni a saludar en el idioma de turno. Aunque tal vez esto es otra cuestión: nacionalismo y centralismo...
ResponderEliminarCuales son esas raices que quiere conservar esa chica de Zamora? si el flamenco es andaluz (aunque patrimonio universal segun dicen...)
ResponderEliminar^_^
A mi me pasa una cosa, cuando estoy viviendo fuera, aprecio mas a España. No los horarios terrorificos, el estres, el amiguismo, el enchufismo y compadreo en el trabajo, el mal sueldo o el flamenco.
Aprecio mas un conjunto de cosas, como tener seguridad social y poder ir a urgencias con un pie roto sin tener que llevar 100 euros pa que te atiendan..
Aprecio mas la gastronomía, noto mi apego natural a ciertas marcas de productos españoles que ni sabia que tenía.
Tambien el funcionamiento de correos me gusta ahora mas que cuando no habia vivido fuera...
En muchas otras cosas sigue disgustandome mucho esta España nuestra. Pero si, yo me he vuelto mas española al irme a vivir fuera.
m
M, claro que algunas cosas de España se aprecian más estando fuera, pero no sé yo si en su conjunto España es el mejor lugar de la Tierra, igual que no sabría decirte si hay otro país que lo sea... Saludos y gracias por el comentario.
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