03 febrero 2009

Discriminación al igualar falsamente


Leyendo en distintas fuentes sobre la primera ministra islandesa, Jóhanna Sigurdardóttir, no puedo dejar de notar que en todos los sitios escriben está casada con una mujer. En inglés, en español, en danés, en sueco, en noruego. Como suelo estar bastante interesada en estas cosas y no me sonaba que en Islandia estuviera permitido el matrimonio homosexual, me he ido a buscar las leyes y me he encontrado con lo que ya sospechaba: no están casadas, tienen una unión civil. Es decir, son una pareja de hecho registrada, pero no un matrimonio.

Uno podría pensar que es positivo que los periodistas digan que está casada y con ello igualen su unión a la de una pareja heterosexual. Pero en el fondo no lo es. Así se esconde la verdadera discriminación homófoba que existe en el hecho de no poder llamar a su unión matrimonio como se hace con la de los heterosexuales. Sobre esto ya he hablado en mi entrada Matrimonio o pareja de hecho, ¿un problema lingüístico?.

Esto mismo se hace cuando se habla de Dinamarca. Si uno lee toda la información turística sobre el país, una de las cosas que les gusta vender es que fueron el primer país en el que el matrimonio homosexual estuvo permitido. Y es completamente mentira. No está permitido tampoco hoy. Y en su unión civil por supuesto que no existen los mismos derechos, por eso no se le llama matrimonio

Dejemos pues de llamar a las cosas lo que no son, que confunde a los que creen que los derechos ya están alcanzados, y luchemos por conseguir la verdadera igualdad: el matrimonio y punto. Y luego que cada uno se case o no según le dé la gana.

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