Es curioso como el paso del tiempo nos cambia sin que nos demos cuenta. Cuando era niña y adolescente, la ceremonia de la entrega de los Oscars era uno de los grandes acontecimientos del año. Siempre me quedaba toda la noche en vela para verla en directo. Incluso cuando era pequeña y no tenía permiso o cuando más tarde tenía que ingeniármelas para ir a casa de alguien que tuviera Canal + porque dejaron de emitirla en la televisión pública. Y ahora que está aquí, que fácilmente puedo quedarme en vela sin dar explicaciones a nadie, que puedo verla en mi propia tele, ya no me importa tanto y me conformo con verla al día siguiente en el resumen que ponen. Y así pierde un poco la emoción, porque ya te has enterado de los ganadores de varias categorías, pero también gana en calidad porque no te tienes que tragar esas pausas cada dos minutos.
¿Y por qué ya no es tan interesante? Pues porque poco a poco el mundo de Hollywood se ha vuelto menos importante en mi mundo, y otros mundos han surgido o crecido. Adoro el cine, pero no solo las grandes producciones estadounidenses. Me encantaría poder ir a Sundance. Y para mí el cine europeo, el de Bollywood y el asiático tienen tanto atractivo como el que se celebra esa noche en Los Ángeles. A ver cuando empiezan a retransmitir todos esos otros festivales y premios, además de mostrar sus películas en nuestras pantallas tanto grandes como pequeñas. Por suerte, cada vez es más común.
Otra cosa que también ha cambiado es mi ingenuidad. Antes creía que se premiaban las buenas películas. Ahora sé que es todo mucho más complicado. Hay una mezcla de talento y arte con economía y política. Por ejemplo, eso de que se favorezcan determinados tipos de interpretación es algo que me molesta.
Y además supongo que también influye que ahora no voy tanto al cine como antes... ¡y es que es carísimo en Dinamarca!
Por último, algo que me gustó de la ceremonia: por fin un poco de reinvindicación homosexual real y no estilo Tom Hanks. Gracias a Dustin Lance Black y a Sean Penn por sus discursos de agradecimiento.
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