Las lágrimas no me dejan teclear... o eso te debes pensar tú que te quedas esperando a que te conteste en el chat no sé muy bien por qué. Vamos a ver, muchacha, no te voy a contestar. No, no quiero ser tu amiga. No, no te echo de menos. No, no me escribas. No, no estoy llorando de alegría por tu intento de volver conmigo. Y no, tampoco estoy llorando de pena porque me dijiste que todo se había acabado o porque me hayas escrito en las últimas semanas que no quieres ser mi amiga sin que nadie te lo haya pedido. ¿Y entonces qué haces dándome la lata ahora en el chat? ¿Ya no eres capaz de seguir tirándote el farol? Desde luego que estos juegos estúpidos ni los he entendido nunca ni los voy a entender, pero puedes tener claro que no despiertan mi interés sino más bien lo contrario. A mí como ya te he dicho mil veces las cosas claras. Vete con tus juegos a uno de tus machos.
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