Me dices que tienes miedo de lo que siento por ti y yo me pregunto, ¿qué sabes tú de lo que yo siento por ti? ¡Y más ahora! Si ya no me hablas desde hace meses, si ya no sabes nada de mi vida, ¿cómo estás tan segura de lo que siento por ti? Veo que todavía te sueñas objeto de mi enamoramiento y yo sencillamente me tengo que reír un poco de ver el interés tan claro por seguir siendo mi amada... Igual que aquella vez que te lo dije en tu sofá y tú esbozaste esa sonrisa, escondida en mucho teatro y mucha gilipollez diciendo que no había nada así por tu parte, aunque llorando entre mis brazos una semana antes dijeras otra cosa, aunque arrastrándome de la mano a tu cama mostrases claramente esa otra cosa. ¡Tanto fingir! ¿Sabes lo que quieres? ¿Que te ame o que te odie? ¿Que te considere mi amiga o que te vea como mi amada? ¿Que te convierta en un ser neutro sin sexualidad o que te desee? Porque creo sinceramente que sigues sin tenerlo muy claro y me resulta extraño tener que volver a ser el objeto de tu juego.
Si hubieras leído con atención mi blog como dices que sigues haciendo habrías descubierto que he escrito sobre lo que sentía y lo que siento ahora por ti... Y te habrías decepcionado al descubrir que ni lo que creías era, ni lo que deseas ahora es. Tus acciones no me son indiferentes. Y mis sentimientos se transforman. Así que deja de soñar. Ni siquiera el pasado en el que estabas presente es como tú lo recuerdas. Desde luego que del presente en el que no estás no sabes nada.
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