Imagínate venir a Copenhague con un poco de dinero y la ambición de encontrar un trabajo. Eres joven, sabes algo de inglés que has aprendido en el colegio. No has terminado el instituto y no te ha sido fácil encontrar trabajo en tu ciudad, pero siempre te las has apañado. Tienes alguna experiencia como camarero, repartiendo publicidad, en algún McDonalds y haciendo pizzas. Has leído que en Dinamarca los salarios son la repera. Has visto Españoles en el mundo en la tele y te has creído eso de que aquí la gente vive genial. Has mirado en Internet y has encontrado unos cuantos foros en los que los españoles de Erasmus cuentan lo bien que se lo pasan aquí y que siempre se puede salir adelante. Otros sitios decían que había clases de danés gratuitas y un sistema social que te ayuda si te va mal. Por eso has comprado un billete con una compañía de bajo coste y te plantas en Copenhague con un puñado de CVs en semi inglés, unos cuantos euros ahorrados y unas cuantas direcciones.
Te alojas en un albergue de forma temporal con la intención de encontrar un sitio para alquilar. Empiezas a buscar trabajo. Vas a la oficina de empleo, a todos los restaurantes españoles, a las empresas de limpieza, a los sitios de reparto de periódicos. Sin dirección nadie te quiere contratar. Buscas un alquiler. No tienes contactos y aquí la situación del mercado inmobiliario hace casi imposible que puedas encontrar algo rápido y barato. Acabas gastando mucho más de lo que esperabas. Pero crees que lo recuperarás con el dinero que ganes cuando tengas el trabajo. Vuelves a buscar trabajo. Ahora te falta el número de identidad danés. Más días de espera. Tu dinero baja. Sobre todo porque aunque comas solo cosas como pasta y arroz la comida sigue siendo mucho más cara aquí que en España.
Buscas trabajo y contactos. Al final descubres que el mayor problema es tu idioma. Intentas conseguir clases gratis. Hay lista de espera. Y cuando por fin vas a clase aprender el idioma es algo que tarda. No vale con estar un mes en el extranjero, como muchos cursos por ahí prometen. Tu dinero está al mínimo. Alguien te cuenta que recogiendo botellas puedes ganar algún dinero. Es septiembre y todavía hay muchos daneses bebiendo por las calles. Las botellas te permiten pagarte la comida del supermercado. Pero el alquiler sigue saliendo del dinero que habías ahorrado en España. Y ya casi no te queda.
Alguien te dice que en tal sitio hay trabajo. Vas y nunca te cogen a ti. De algún modo te enteras de la dirección de la asistencia social. Cuando llegas allí descubres que no están dispuestos a ayudarte con NADA. Sin ser danés o llevar aquí muuuuucho tiempo no te ayudan. Punto.

Mi pregunta ahora es qué es lo que hace que los que venís aquí no consideréis este escenario como posible. Yo sé que en algunos casos la situación es tan desesperada que es mejor viajar y probar suerte, pero en la mayoría de los casos, sobre todo si provienes de un lugar como España, Dinamarca no te va a resultar más fácil. En este país sin idiomas, estudios y red social estás casi perdido.
Esto que cuento arriba son historias reales que sé de primera mano que existen. Lo veo con mis propios ojos. Por supuesto, no todo el mundo acaba así, pero a mí con que alguna persona acabe así me parece suficiente para escribir esto. Arriesgarse a morir de frío en la calle, completamente solo, no es necesariamente algo por lo que haya que pasar.
Terrible situación describes... y eso que es un español, europeo. No me imagino como será para un inmigrante, o peor, para un ilegal.
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