A veces cuando lo pienso me pregunto si hoy me hubiera enamorado de ti si no te conociera en absoluto y si te encontrara en un curso cualquiera como sucedió entonces. Cuando te veo me vuelvo todavía un poco imbécil, lo sé. No lo puedo remediar. Por ejemplo esta vez no te he podido mirar a los ojos. Casi no sé ni si tu pelo está largo o corto de tanto mirar en otra dirección. Sin embargo, ahora ya no siento esa fascinación de antes. De hecho, creo que lo siento es más molestia y desde luego no creo que a día de hoy se pueda decir que estoy enamorada de ti. No entiendo muy bien cómo ni por qué perdí tanto la cabeza como lo hice entonces. No sé qué es lo que me hacía sentir esa embriaguez que todavía tiene sus secuelas. Tu forma de ser, tus intereses, tus ideas, tu estilo, tus reacciones, tus miedos, tus pasiones, tu forma de acercarse a los asuntos... son muy diferentes a los míos. Las cosas que dices a veces me sacan de quicio y a menudo simplemente no te entiendo. Eso me pasa sobre todo y ante todo con tu actitud. Me duele y me molesta tan frecuentemente que me produce ganas de alejarme.¿Qué me enamoró de ti entonces? ¿Tenías la misma actitud? ¿Decías esas mismas cosas? ¿Me tratabas del mismo modo arrogante? Hoy la única explicación que encuentro es tu olor. Algo completamente animal, sin lógica ni sentido, que me atraía hacia ti y que me encarcelaba volviéndome loca de amor.
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