Hoy y mañana se celebra en Copenhague Iværk 08, que es una feria de emprendedores, es decir, gente con intención de montar una empresa. La entrada si te registras en Internet es gratuita, así que allí que nos hemos ido los dos.
Además de los muchos stands con información de todo tipo, desde Hacienda (¡que está para ayudarte!, siguen diciendo) hasta desarrolladores de programas a medida para empresas, tienen varias conferencias, seminarios y workshops en marcha a lo largo del día. Nosotros nos hemos tragado cuatro conferencias y dos workshops. ¿Y hemos aprendido mucho? Pues sí, pero bueno no sé yo. Desde luego lo que uno más aprende allí es que eso del mundo de los negocios es para hombres, o eso es lo que los hombres se creen. Así tienen la desfachatez de contar una y otra vez que la esposa te puede ayudar en tal o cual, que no debes hacer que la esposa te haga la contabilidad porque es una pérdida de dinero, que el trabajo de chica de los recados ya no está muy demandado por la gente que busca empleo y mejor que utilices la informática para eso, etc. Y tú tienes que estar escuchando algo que se supone que te tiene que servir para aprender a hacerte empresaria y lo único que puedes sentir es: ¡Vamos, hombre! ¡Deja de ser tan hombre que me estás amargando la conferencia!
Y luego te pones a observar a los que escuchan y compruebas que entre el público básicamente hay hombres, igual que entre los que hablan y dan las charlas, y que las mujeres que están o bien son las que presentan los actos (chicas monas, cómo no) o son mujeres que trabajan en cosas "sociales" o "pequeñas" y no "fieras hambrientas de poder" como todos los machotes que lucen sus egos hablando de lo ricos que se han vuelto y de lo grandes que sus empresas (y suponemos que lo que tienen en sus entrepiernas también) son.
Y así, en una frase: ¡se te quitan las ganas de hacerte empresaria con tanto empresario macho! Menos mal que luego una se despierta y reflexiona y ve que en realidad el machismo está en todas partes, así que mejor hacer lo que quieres, da igual si los hombres te lo intentan amargar. La lástima es que aparentemente son pocas las mujeres que tienen ganas de intentarlo en este mundo macho.
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