No sé si seguís la política estadounidense de cerca ni si habéis visto el primer debate televisivo entre Obama y McCain. A mí me interesa mucho la política y desgraciadamente la de ese país nos afecta a todos, así que me he tragado el debate enterito y no puedo dejar de sentir ganas de vomitar escuchando a McCain. Su tono condescendiente, como si fuera el padre de toda la nación, como si estuviera por encima y nos estuviera dando lecciones desde su podio de sabiduría obtenido en una prisión vietnamita me pone enferma. Creía que no era posible encontrar un candidato más repelente que George W. Bush y, señor y señoras, lo imposible se ha hecho realidad y aquí lo tenemos. Bush es un payaso, pero al menos en cierto modo tiene un cierto carisma o yo no sé qué para los republicanos. McCain es simplemente insoportable. Es como si Rumsfeldt y Bush hubieran tenido un hijo juntos, sin escrúpulos ni simpatía como el primero, y tan tonto y falto de cerebro como el segundo.
¿Os podéis imaginar a un tipo con semejante tono paternalista y condescendiente en una reunión con los presidentes o primeros ministros de otros países? ¿Cuántos van a soportar ese tono de moralina barata sin ofenderse? ¿Cuánto va a mejorar la política exterior de EE.UU. con un tipo que ni siquiera se quiere sentar a hablar con los que considera problemáticos?
Esperemos que gane Obama, porque si no, pobres de todos nosotros.
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