Esta semana se celebra en Copenhague el festival de cine para niños y jóvenes llamado Buster. La oferta de películas es bastante amplia, se muestran en muchos de los grandes cines de la ciudad y las entradas no son nada caras (como suele suceder en los otros festivales de cine de esta ciudad): 15 kr. por película, que es barato si tienes en cuenta que una entrada normal es alrededor de 70-75 kr.
Pues bien, ayer fuimos a ver una peli francesa para jóvenes, Regarde-moi, sobre la vida de los adolescentes en una ciudad de los suburbios de París. Se trataba de mostrar los conflictos raciales pero, todavía más que eso, la forma diferente de ver las cosas que tienen los chicos y las chicas, y su dificultad para expresar sus sentimientos en un ambiente tan duro. La peli estaba bien y además, al final, una de las actrices principales (la de la izquierda) asistió para comentar y contestar a las preguntas del público. ¡Y tristemente no había casi espectadores!
Aparentemente está siendo algo general en el festival y es una pena. Nosotros tenemos una teoría. Las películas se muestran por la mañana cuando los padres trabajan y los niños están en el cole. Si los organizadores del festival no han comunicado a los colegios que pueden ir de excursión en grupo, pues no van porque tienen clase. Y si tampoco han comunicado a la gente que las películas NO SOLO son para niños, tampoco vamos los demás. Y así el festival es un fracaso y dudo que se repita. ¡Es una pena que las buenas ideas siempre acaben igual por falta de comunicación!
Finalmente alguien se dio cuenta de que el festival sin público no tenía sentido y en algunos cines empezaron a invitar a clases de algunas escuelas a ver las pelis de forma gratuita. Supongo que con eso no ganarán nada, pero al menos alguien vio las pelis.
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