En un rinconcito del jardín botánico de la Facultad de Biología encontramos unos cuantos árboles de estilo japonés y nos sentamos allí bajo ellos. Sus colores, impresionantes, verde fresco como recién producido, anaranjado, granate, rojizo, violáceo... y sus hojas de un diseño tan fino, tan bonito, nos recordaban mucho a estar en Japón sentados en alguno de esos jardines increíbles que ellos tienen allí. Sin embargo, aunque miráramos al cielo a través de las hojas y lo único que viéramos era lo mismo que se vería en Japón, no se sentía como allí. Faltaban los olores, los sonidos de las cigarras, la humedad en el ambiente, el calor... Es extraño que aunque lo que ves es igual no se siente igual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si tienes problemas para dejar tu comentario, vuelve a pulsar en "Publicar". Casi siempre con insistir un par de veces funciona. Si no también puedes enviármelo a mi email en lilleskvat(a)gmail.com