Y ya que estamos hablando de gente que se molesta, una de las razones por las que me preocupa contar sobre este blog a mis amigos (y que ya la dije antes) es que después me vea obligada a escribir de otro modo a lo que lo haría si supiese que no leen, por miedo a que lo que escribo les moleste. Por ejemplo, mi amiga la que no sé si se ha enfadado o qué todavía no sabe sobre este blog. Si lo hiciera, ahora no sabría qué pensar sobre lo que he escrito más arriba. Tal vez se molestaría. Tal vez como habla sobre ella le parecería más interesante. Nunca se sabe.
Otro ejemplo es cuando hablo en algún sitio sobre mi amiga que tuvo sexo sin condón. Por supuesto, aunque no pongo iniciales para que los demás no la identifiquen, no sé si ella, al leer lo que pongo se molestaría, se asombraría o simplemente le daría igual. Así que es difícil decir las cosas sin agobiarse.
El caso es que más difícil es decirlas en la vida cara a cara y yo tengo por costumbre hacerlo. También es cierto que eso no me crea muy buena fama. Pero mi intención, tanto en mis conversaciones cara a cara como en lo que digo en mi blog, es ser sincera. A mí personalmente me resulta más agradable tratar con alguien sincero, que sabes dónde está, que tener que estar dudando de si ahora lo que he oído será de verdad lo que el otro piensa.
Conclusión: pongo las cosas aquí como las siento. Espero no ofender a nadie. Pero si alguien se siente ofendido siempre me puede escribir o llamar y quejarse. También están los comentarios para poder dejar la opinión contraria. Y se puede hacer de forma anónima también.
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