El otro día estuvimos cenando en Kimbumbu, un restaurante africano que hay en Chueca. Y la verdad es que de africano lo que tenía era, para ser claros, ¡nada! Eso sí, de lo que los españoles creen que es un africano probablemente tenía mucho. Curiosamente luego he estado leyendo comentarios en Ciao! y parece que a la gente en general le gusta.
¿Y por qué a mí no me gustó? Pues es que creo que si voy a comer a un africano, tengo que comer comida africana. El ambiente y la decoración tampoco importan tanto, pero si son auténticos y agradables, pues también mejor, claro.
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En resumen, lo que más me molestó, como me suele molestar, era esa afición por hacer sitios falsos y pretender que parezcan auténticos. Parece que si vas a un africano y hay tambores, a un chino y hay peces dorados, a un japonés y hay caligrafía, a un indio y hay imágenes de Krishna..., y en todos música tradicional de la que nadie escucha en el país que se pretende imitar, camareros vestidos con disfraces y cocineros españoles que ponen un par de ingredientes exóticos ya se puede tener un restaurante "étnico". Creo que un africano se hubiera flipado literalmente al ver el restaurante y comer la comida.
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