Lo más fascinante es que el mismo día que un especialista comprueba que algo va mal, después te puedes cambiar de consulta a otro especialista y ese se queda más ancho que largo diciéndote que todo está bien, incluso realizando las mismas pruebas que el anterior. Eso sí, la diferencia se encuentra básicamente en que mientras el uno realizó la prueba mirando a lo que tenía que mirar y concentrado, este otro engreído me estuvo contando todos sus viajes y aventuras en congresos médicos mientras hacia la prueba. Y es que, sepa usted, a él "lo acaban de hacer jefe de servicio en un hospital importante", te repite cada vez que lo ves. Y no es que te diga ni qué hospital ni nada más útil, pero sin embargo, eso sí, "que no hacen jefe de servicio a cualquiera está claro" y que las pruebas de los otros están mal porque él "no es por nada, pero sabe más que la mayoría sobre su campo". Y la retahíla de barbaridades se extiende a lo largo de 20 minutos en los que además tengo que escuchar algunos comentarios homófobos, machistas y racistas. ¡Da gusto encontrar médicos de calidad!
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