Los humanos en realidad somos como los demás animales: también atraemos a bichitos que nos chupan la sangre. Y no estoy hablando solo de los famosos mosquitos, no, sino de otros animales que muchos occidentales asociamos a los países pobres o a "lugares malísimos". Así, entre mis amigos hemos sufrido los ataques de chinches, piojos, sarna, garrapatas, sanguijuelas y otros bichos que no sabríamos decir ni lo que son. Y todo ello en países desarrollados: desde Copenhague o Londres hasta Nueva York o Tokio.
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