03 octubre 2008

Historia del VIH/SIDA

No sé si conocéis una serie de documentales de 4 horas (o cuatro episodios) creada por Renata Simone que se llama "The Age of AIDS" y cuenta la historia de la enfermedad desde el principio real (mucho antes de los 80 en EE.UU.) hasta el 2006, año de producción.

Para empezar, os recomiendo que la busquéis y veáis de principio a fin. Sé que existe también doblado al español porque vi uno de los capítulos en Canal Digital una vez en Madrid. Es excelente, se aprende muchísimo y te muestra la historia desde muchos puntos, no solo el tradicional centrado en la historia americana de los gays en San Francisco, las putas en EE.UU. y los drogadictos en todo Occidente. Sirve para eliminar muchos prejuicios, para comprender mejor la extensión del problema, para entender los retos que tenemos por delante, para revisar ideas falsas que hemos obtenido con el tiempo, etc. Además entrevista a mucha de la gente responsable de los avances y retrocesos en la historia de la enfermedad.

Quiero destacar algunas cosas que me parecen importantes:

- La implicación de la política y las administraciones en la gran expansión de la enfermedad hasta convertirla en una mega pandemia. Esto lo hacen con su negación, con su ocultación de los datos, con su permisividad a la implicación de las empresas farmacéuticas y de transfusiones, con su aceptación ciega de la moral de determinados grupos conservadores, con su priorización de los beneficios económicos frente al valor de la vida humana, con su falsificación de los datos conocidos, con su imperialismo sobre los pueblos y países más pobres, etc...

- Las gravísimas consecuencias del uso de esa moral religiosa que condena a determinados grupos y con ello contribuye a la expansión del problema. Así por ejemplo tanto la iglesia católica como la administración de los estadounidenses asocian el tratamiento a la religión, negando la fuerza del uso del condón e insistiendo en su lugar en la abstinencia y la fidelidad. O también negando la amplitud del problema por considerarlo un castigo divino a los homosexuales, drogadictos y prostitutas.

- La enorme diferencia que un único ser humano puede hacer en la historia de un país y en la vida de millones y millones de personas. Y esto puede ser tanto en la versión negativa, como cuando un determinado senador o presidente se niega a aceptar los hechos, o en la versión positiva, como cuando un enfermo lleva a juicio a la administración y gana, cambiando el destino de todos los demás, o como cuando una única persona consigue convencer al responsable de todos los obstáculos para hacer algo.

- La codicia y la inmoralidad de las grandes empresas farmacéuticas que niegan el tratamiento a millones por ganar dinero, ayudando así a la expansión del problema.

- La terrible influencia de falsos científicos que crean supuesta ciencia basada en sus prejuicios y consiguen, con la difusión de sus ideas entre personas de poder (como por ejemplo en el caso de Sudáfrica Mbeki tras escuchar las ideas de uno de estos científicos americanos), negar la existencia de la enfermedad o proponer los tratamientos más bárbaros y más peligrosos (porque llevan al contagio de un mayor número de personas).

- La gran labor de los activistas de las comunidades más afectadas originalmente (homosexuales, hemofílicos, prostitutas, drogadictos...) gracias a los cuales TODOS nos podemos beneficiar.

También quiero desmentir algunas de las ideas que se tienen en general:

- Desde el principio se sabía que no era solo una enfermedad de homosexuales. Tanto en EE.UU., como en Europa, África y en Haití se sabía que otros grupos se veían igual de afectados.

- La enfermedad no afecta principalmente a homosexuales, prostitutas y drogadictos, sino a los heterosexuales. Y entre estos, son las mujeres las más vulnerables, tanto por las características del virus en su forma de transmisión como por el machismo de todas las sociedades, donde las mujeres tienen maridos infieles que les trasmiten el virus, y además no les permiten protegerse.

- Se cree que la enfermedad empezó poco a poco entre algunos cazadores de simios en África a principios del siglo XX, pero entonces la enfermedad solo afectaba al cazador y tal vez algunos de su familia. Con la urbanización de África estos cazadores, algunos enfermos de este virus en una versión menos peligrosa, emigraron a las ciudades, empezaron a contagiar la enfermedad y, en la década de 1930 llegamos los occidentales con nuestra ciencia y al vacunarlos contra la viruela con las mismas agujas, contribuimos a que el virus se expandiera y mutara hasta convertirse en el que hoy mata a millones.

- Casos como el de Uganda muestran que se puede detener el avance de la epidemia por medio de prevención y educación. Esto se puede aplicar a todos los países.

- La enfermedad no es un problema únicamente de África hoy. En todos los países, en todos los continentes, en todas las culturas hay enfermos.

- El VIH y el SIDA no son solo un problema de salud. Afecta a la economía, la política y la cultura de los países. En lugares donde un tercio de los adultos tienen la enfermedad, existe el riesgo de inestabilidad y guerra.

- Aunque una mujer VIH-positiva embarazada se someta al tratamiento, no es completamente seguro que no transmita la enfermedad a su bebé. De igual forma, existen mujeres VIH-positivas que paren hijos VIH-negativos incluso sin tratamiento.

- La terapia combinada es la única eficaz. Pero aún así eso no significa que la enfermedad se cure completamente o que no se tenga ningún riesgo de enfermar de SIDA si se está en tratamiento.

- Cada día está más claro que el desarrollo de una vacuna es o bien imposible o está bastante lejos.

- Desde el mismo instante en el que una persona se contagia con el VIH está enferma. El virus no permanece latente en ningún momento. Avanza constantemente. Desde ese momento también puede contagiarlo a otra persona.

Eso sí, por cierto, este debe de ser el primer documental en el que se habla bien de George W. Bush, porque resulta que su administración, aunque no maravillosa, ha hecho algunos cambios para bien. ¡Increíble!

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