Como española me han indoctrinado que el agua es un bien escaso que hay que cuidar. Uno no se lava los dientes con el agua abierta, no se está una hora en la ducha porque es agradable, no se deja el agua abierta mientras friega los platos, no se riega el césped, etc. Sin embargo, aquí en Dinamarca si hay algo que parece no faltar es precisamente agua. La lluvia constante te recuerda constantemente que el agua cae del cielo y nunca falta. Sin embargo, los daneses no se dan cuenta de que su agua potable es un recurso limitado que extraen del subsuelo y que, no teniendo ríos ni embalses ni pantanos ni similar, es el único agua que tienen para beber.
El caso es que viviendo con un danés no puedo dejar de notar que una ducha para él le lleva una hora y que cree que el agua es un recurso infinito. Y yo veo que él tampoco entiende que para mí el agua es algo precioso.
Conclusión, esta es una de esas tonterías en las que un matrimonio multicultural nota ese choque cultural del que tanto se habla. Y es una tontería por la que nunca discutimos, pero es un choque en cuanto a que no nos entendemos.
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