No sé si es casualidad, pero últimamente me he dado cuenta de que los bebes al escuchar el ritmo de la música suelen moverse. Aparentemente está en nuestra naturaleza humana el bailar o movernos al compás de un ritmo. Lo curioso entonces es que a alguna gente, cuando dejan de ser bebés, parece que se les pasa ese impulso y no quieren bailar. Entre ellos estaba yo. De adolescente era tan tímida y tan insegura que no me atrevía a bailar. Por suerte ahora ya se me han pasado los complejos y sinceramente me da igual quién esté. Bailar es natural, ¡lo hace hasta un bebé!
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