17 agosto 2008

¿Es el comercio justo una ayuda al desarrollo encubierta?


Estábamos K y yo hablando en Fair Fælled, la feria del comercio justo de Copenhague, sobre si el comercio justo es una ayuda al desarrollo de países del tercer mundo o si es, como se pretende presentar en la feria, comercio realizado en las condiciones adecuadas.

Para K es sin duda ayuda al desarrollo encubierta. Piensa que si no lo fuera, lo que se vendería serían cosas que los compradores necesitan. Y la calidad sería la que se exige a cualquier otra compra que realizas. Sin embargo, aquí al comprar artesanía a precios elevados, objetos de decoración exóticos, comida con calidad inferior o menor cantidad y al pagar por todo ello más de lo habitual lo que se hace según él no es comprar sino ayudar, apelando a nuestra mala conciencia de consumistas que podemos permitirnos esas cosas mientras en otros países no se tiene dinero ni para comer.

Para mí, tengo que decir que en cierto modo coincido con K, si se venden solo cosas exóticas innecesarias y se hace apretando botones en nuestra conciencia, es cierto que parece un ayuda al desarrollo encubierta. Sin embargo, también creo que el comercio justo puede ser lo que dice la palabra: comercio de forma justa. Para ello hay que promover varias cosas: la calidad, la producción de productos necesarios, la distribución de forma más eficaz, etc. Y también hay que poner más información a disposición de todos. En los países desarrollados, mostrándonos que tenemos responsabilidad en que los más desaventajados cobren salarios míseros que no les permiten ni comer. En los países en desarrollo, mostrándoles que la producción de calidad, la inversión mínima, la educación, etc., pueden hacer una diferencia y ayudarles a competir con otras ventajas en el comercio mundial. Además tenemos nosotros en nuestros países ricos que quitar todas esas trabas que ponemos a sus productos, por medio de aduanas, ayudas sin sentido a nuestros productores, etc. Y, como ya he dicho en otra entrada, también hay que evitar que los productos de comercio justo se asocien únicamente a esa ideología de hippies y ONGs.

Comercio justo tiene que significar entonces un comercio en el que tanto el que compra como el que vende reciben un beneficio de forma justa. En teoría todo comercio debería ser así. Debemos hacer que también lo sea en la práctica. ¡Y no solo con el café!

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