18 agosto 2008

Problemas de comunicación por tener la cabeza cuadriculada


Estábamos cenando en casa de los padres de K. Su hermano pequeño, AH, que normalmente vive en París, estaba de visita. Se ponen a comentar que cuando los padres fueron a Francia el otoño pasado y pasaron a 40 kilómetros de París, no fueron a verle y por qué. Resulta que los padres llamaron con la esperanza de ser invitados pero AH no les dijo que pasaran a verle y ellos no se atrevieron a preguntar. AH por su parte pensó que era muy raro que le llamaran desde tan cerca y no le dijeran que iban a verle. Los tres se quedaron chafados después de la conversación por teléfono. Los padres se volvieron a Dinamarca y hasta hoy en la cena no lo han hablado.

Como les he dicho allí, me parece que tienen problemas de comunicación que no son normales. ¡Es por tener la cabeza demasiado cuadriculada! Los unos defienden que no pueden autoinvitarse. El otro que no puede pedirles que vayan a verle y que se desvíen de su plan original si ellos no tienen no dicen que quieren hacerlo. ¡Y así pasa lo que pasa! ¡Que no pasa nada!

No me puedo imaginar que en general (porque ya me imagino que algún raro también habrá) entre una familia española fuera a pasar algo así. Si los padres están de visita en el país en el que vive su hijo, para empezar se autoinvitan, pero para seguir el hijo da por sentado que tiene que ofrecerles que vayan a verle. Y si se llaman por teléfono a las afueras de la ciudad no es para saludarse, ¡eso lo entienden los dos interlocutores!

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1 comentario:

  1. Pero ahora la pregunta es si eso es realmente normal en Dinamarca o es la familia de K que es especialmente peculiar (eso de tener un padre psicologo que piensa que no se puede influenciar a los hijos y tal). Porque normal no es, jeje.

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