02 agosto 2008

Una dulce sensación

El martes por la mañana, después de dormir unas pocas horas en las que no dejé de dar vueltas a la charla con HH, de camino a nuestras vacaciones de camping en Suecia iba en el coche soñando con los ojos abiertos y disfrutando de una sensación muy agradable de felicidad sincera y profunda. HH además por la mañana temprano había contestado a nuestro email de la madrugada anterior de forma muy emotiva... Así que estaba en el séptimo cielo nadando en un mar de felicidad... Y es curioso que sea con alguien de la familia de K, porque normalmente esa sensación la tengo solo en muy rara ocasión con alguno de mis amigos o con K. Y no era solo por haberle preguntado la pregunta impreguntable, valga aquí la redundancia, sino por todo ese ambiente mágico de estar en la naturaleza en la oscuridad con la luz del fuego y con esa charla íntima y ese increíble círculo de confianza que se había creado. Una experiencia realmente positiva. Cómo me gustaría poder contárselo y agradecérselo.

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